En estas últimas décadas nos
hemos ido acostumbrando a ver por todas partes las pintadas más diversas y con
una estética más o menos compleja, pero siempre con un estilo, forma y
ubicación que podríamos considerar transgresora, ritualizadora y retadora,
atendiendo a su mayor o menor dificultad de ubicación. En definitiva, son la
expresión simbólica consciente o inconsciente para demostrar a la sociedad un determinado
desacuerdo con la apariencia de la sociedad y la manifestación del deseo de
tomar las propias decisiones, autorizadas o no, pero, eso sí, fuera del
estándar. Y mediatizados por nuestros parámetros culturales normatizados, en
general no estimamos que la revolución cultural juvenil precisamente ha de ser
rompedora con los patrones establecidos; Kuhn ya expresó que los cambios de
paradigma, o revolución científica, se inician con un período de crisis y no
constituye un episodio de desarrollo acumulativo, y, claro, en el campo
artístico esa crisis siempre es más dinámica. Y lo verdaderamente enriquecedor,
en todo terreno, es la diversidad, por lo que deberían fomentarse las
diferencias, y en lo posible la mezcla por el valor intercultural del mestizaje,
pues no hay 54 culturas más respetables y más valorizables que otras.
La
diversidad suma, no resta valor nunca, sea en el terreno que sea. Dada la
importancia relativa de esa forma de expresión que son los graffiti, pues
actualmente las paredes comunican y expresan más que nunca, considero que es
interesante efectuar una primera aproximación a la misma, pues si bien sería
preciso un estudio psicosocial serio sobre esa forma de autopresentarse, la
grafología tampoco debería ser ajena a dicho estudio y facilitar, en la medida
de lo posible, las aportaciones que le son propias, aunque para ello,
lógicamente, deberían matizarse y adecuarse los requisitos y registros técnicos
precisos. (Posiblemente ya hay estudios serios publicados al respecto, pero yo
los desconozco; por lo que sería interesante, en el caso de haberlos, recoger y
publicitar sus referencias). De acuerdo con cuanto he expuesto, a
continuación comento las principales observaciones extraídas de la gran
información que sobre el particular es accesible por Internet, pues,
obviamente, ese medio de comunicación no es en absoluto extraño al graffiti, si
no que, más bien, permite una prolongación y potenciación a ese medio de
comunicación que nos ocupa.
En primer lugar es preciso señalar que graffito (en
plural graffiti) es una palabra italiana (graff: escribir; itti: pequeño). Y la
epigrafía es la 55 metodología auxiliar de la historia que estudia las
inscripciones en materiales duros, como la piedra, el metal, etc.; mientras que
la paleografía estudia las inscripciones en materiales perecederos, como el
papiro y el papel. Históricamente, los primeros graffiti fueron realizados por
nuestros antepasados cazadores–recolectores, con sus pinturas (rupestres) en
techos y paredes de sus grutas. Siglos más tarde se realizaron frescos para
decorar murales en las casas romanas de la época clásica, así como los primeros
textos, como podemos observar en los siguientes ejemplos: Reproducción de un
graffito latino grabado en un muro de una escuela del Palatino de Roma.
La
leyenda que acompaña al dibujo dice: "Labora aselle quomodo ego laborari
et proderit tibi" (trabaja, burro, como yo he trabajado, y te
aprovechará). (Mód. "Llengua espanyola I", UOC, 1999). 56 Graffito
anticristiano del siglo III, Roma. Representa a Jesucristo en forma de asno,
venerado por una persona. Bajo el rudimentario dibujo puede leerse en griego:
Alexamenos sebete theon, es decir, Alexámeno adora a Dios. ("Griegos y
romanos", Bibl. de Rec. Didáct. Alhambra, 1999). posteriormente, los
musulmanes, al no tener permitidas las representaciones figurativas,
reflejaron, como en la actualidad, fragmentos del Corán. Y ya en la Edad Media,
monjes italianos dejaban mensajes a sus cofrares, escribiendo en las calles
textos ininteligibles para el público general, y a tal fin diseñaron un tipo de
claves estéticamente vistosas, para ser localizadas fácilmente. Ya en la
actualidad, los primeros graffiti los efectuó en Nueva York un joven americano
llamado Demetrios, de padres inmigrantes griegos, que residía en el suburbio,
en el barrio de Washington Heights, y mediante un spray pintó su seudónimo
(tag) y el número de la calle donde vivía: TAKI 183. Es importante señalar que
ese tipo de manifestación se generalizó rápidamente en los barrios más
populosos y degradados, precisamente como contraposición a dicho 57 medio, es
decir, como afirmación de la individualidad ante esa masificación.
Es
interesante reseñar que a los autores de esos graffiti se les considera
escritores (graffiti writer), y no pintores, en memoria de la moda implantada
por Demetrios y sus seguidores, que escribían sus seudónimos y algún otro breve
texto. Desde ese momento, todo ha ido variando, tanto su mensaje (figuras,
formas, etc.) como sus métodos (técnicas, formatos, estilos, medios, etc.; los
elementos básicos son los grandes rotuladores y los pulverizadores de válvula
ancha). Si bien puede establecerse una clasificación entre los que escriben
unas abreviaturas (tag) de una firma común o de un lema (que no han de superar
las 3 letras, aunque generalmente son 3, y por norma, como máximo 4 letras) y
los que son verdaderos dibujos o pinturas, llegando el caso de abarcar vagones
completos de un tren o metro. Pero, en ambos casos, su ubicación ha de ser en
lugares de obligada visión pública. En cuanto se refiere a cada trabajo de
graffiti, es preciso destacar que raramente son de un único autor, si no que
corresponden a pequeños colectivos (crew) de 2 a 6 personas. La cultura del
graffiti ha ido desarrollando todo un lenguaje específico:
• 3D =
tridimensional (mediante sombreados), segundo gran estilo del graffiti hip hop.
• Blackbook = registro fotográfico de las obras realizadas.
• Bombardeo =
llenar un determinado lugar con la propia obra.
• Borrar = tachadura del
graffiti debido a enemistades con otros grupos o internas del propio crew.
•
Burbujas = letras de formas muy redondeadas y brillantes.
• Cap = estilos
consecutivos en el tiempo.
• Crew = grupo autor de un graffiti.
• Flick = tipo
de boquilla intercambiable en el spray.
• Juguetes = del inglés toy, y se
refiere a los trabajos de escritores noveles.
• Mensajes = tanto es el texto
explícito del graffiti, como el conjunto de señales, signos o símbolos del
mismo.
• Outline = boceto previo a la realización de una pieza.
• Personajes =
figuras incluidas en una pieza.
• Pieza = composición acabada.
• Quemar =
saturar un lugar con la propia obra. O dejarla marcada, y respetada por los
otros graffiteros, por considerar la obra como maestra.
• Tag = seudónimo o
lema.
• Wildstyle = marcaje de un espacio, realizado con un spray del mismo
color que el motivo principal de la composición prevista realizar y con unos
trazos (próximos al ritmo rap) indescifrables por el profano. Una vez efectuada
esta aproximación al sistema de comunicación y expresión que nos ocupa,
seguidamente me centraré en la aportación grafológica al estudio de los textos
de los graffiti como material proyectivo en sí mismos, como puede observarse en
las muestras recogidas al final del presente artículo:
1. Ha de considerarse
que los graffiti, como ya ha sido comentado, no están efectuados por un único
autor, si no por un mini grupo; por lo que el sujeto del estudio es ese
colectivo. Esta premisa rompe con los tradicionales estudios grafológicos en
base al material personal de un único autor. Pero ello no es óbice, pues
efectivamente se puede realizar un estudio grafológico psicosocial, en línea
con la tesis expuesta en mi anterior artículo "Sociografología" .
2. Otro aspecto importante a considerar sería la ubicación,
los espacios físicos en el que se han realizado los graffiti objeto de estudio,
pues su análisis permitiría contextualizar el tipo de contestación del propio
mensaje, y, por lo tanto, el citado deseo de individuación dentro de la
colectividad. Pero, evidentemente, y si bien es importante esta información, su
estudio caería más dentro de la sociología y la antropología, y, de forma
complementaria, de la psicosociología, entroncando, de ese modo, también con la
sociografía.
3. El color utilizado tanto para el propio escrito como para el
fondo del mismo. Su estudio específico caería más en el marco del test de los
colores, de Max Lüscher, pues su elección expresa las filias y fobias de los
autores. Ahora bien, sobre el particular es preciso recordar lo que el citado
autor considera al respecto: "El significado psicológico del color en
una pintura o en una fotografía en colores es, en general, menos exacto porque
otros muchos factores entran en juego: la temática, el equilibrio de figura y
forma, la armonía de los mismos colores, la educación y conocimiento del
espectador y su gusto estético. Algunas veces es fácil deducir las
características de la personalidad de un pintor cuando uno o dos colores
resaltan mucho, por ejemplo, la obsesión de Gauguin por el amarillo en sus
últimas obras. Pero cuando se emplean muchos colores para crear una obra, el
juicio estético es el que generalmente evalúa el conjunto. En este caso, el
criterio estético determina que la obra guste o no. Y no nuestra reacción
psicológica ante colores determinados".
4. La dimensión: Dado que
generalmente los graffiti constan de un breve número de letras, a lo sumo el
pseudónimo o lema (tag) consta de 4 letras, y habitualmente mayúsculas
(tipografiada), se carece del valor referente respecto el cuerpo medio general
de la escritura (Vels), del palote de la letra "i" (Pulver) o del
óvalo (Moretti). Por lo tanto, a mi modo de ver, el análisis debería centrarse,
en una primera instancia, en el tamaño relativo del tag respecto el marco total
del graffito (grado de invasión / ocupación), más que el tamaño global del
mismo. Y, en segunda instancia, analizar la presencia / ausencia de las 3
zonas, si bien los tags, además de las tipográficas que ya he comentado, suelen
ser de zona única (que bien podría interpretarse como una consideración
magnificada de la instancia del Yo, en detrimento del Ello y del Superyó, según
la segunda tópica freudiana). Asimismo, una de las tipologías predominantes
en esos tags es la de la escritura lanzada o impulsada, expresión, en general,
de una actividad y rapidez notables, que denotan imaginación, inadaptación
social, tendencia a la polémica, y destructividad, especialmente cuando el
conjunto del tag es firme, anguloso y acerado.
5. La forma: La estructura de
las letras puede presentar la totalidad de variaciones de la escritura, es
decir: caligráfica, angulosa, redondeada o curvilínea, sencilla, complicada,
simplificada, seca, ornada, bizarra, tipográfica, etc., y, por lo tanto, su
interpretación dependerá, obviamente de la misma. A nivel general predominan
las angulosas - triangulares (reflejo de la oposición, reivindicación e
insatisfacción social de sus autores) y las redondeadas o curvilíneas con
fuerte presión en la base (expresión de una notable incidencia del componente
sensual).
6. La dirección de la línea: Si bien no es fácil generalizar, entre
los múltiples graffiti observados predominan los de escritura ascendente o muy
ascendente (expresión de la pérdida de relación con la realidad social). Y al
tratarse, en muchos casos, como he comentado, de escrituras de zona única,
podría interpretarse un fuerte interés de imponer sus propias emociones.
7.
El grado de inclinación de las letras: De los tags analizados no puede
extraerse una característica común o predominante, ya que hay tantos de
escritura vertical, como de inclinada o muy inclinada, por lo que su análisis
debe ser efectuado de forma puntual en cada caso.
8. La presión de los trazos:
El medio utilizado (rotulador, spray, etc.) condiciona y es condicionado por el
diseño de la obra concreta. Su elección sí que debe ser objeto de estudio, como
lo es en la grafología clásica el escribir con pluma, bolígrafo, rotulador de
punta fina o gruesa, etc., por su incidencia en la presión, relieve, perfiles.
De acuerdo con los grados de tensión-dureza según la escala de R. Pophal, se
puede observar que la mayoría de graffiti podrían ser clasificados con el grado
V, por su impulsividad, angulosidad, letras que chocan dentro del tag, etc.
Matilde Ras consideró que al escribir elegimos el tipo de utensilio que mejor
se adapta a nuestra manera de ser, y ampliando dicha consideración, podemos
añadir que el útil se adapta asimismo al momento y circunstancias concretas del
propio escrito, y, extrapolándolo, a la obra en cuestión. 63 Y como en el
estudio grafológico, en el estudio de los graffiti, el útil empleado también es
importante considerarlo, ya que, por ejemplo, el rotulador es más versátil en
cuanto al trazo, perfiles, etc., mientras que el spray es más invasor y menos dúctil.
9. La rapidez del trazado: Es preciso señalar que las características propias
de ese tipo de escritura requiere una obvia dosis de rapidez, y ello ha sido
comentado ya en el anterior punto 4, al citar el predominio de la escritura
lanzada.
10. Cohesión: El análisis de la cohesión sí que puede efectuarse, a
pesar del poco material disponible, mientras que el resto de características de
la continuidad (como la variabilidad y regularidad), lógicamente no puede
efectuarse con un único tag. Respecto a la cohesión, igual que el punto
anterior, requiere unos estudios puntuales de cada graffito, ya que los
observados presentan unos, una escritura ligada, y otros, desligada.
11. Los
gestos tipo: En los graffiti observados abundan una gran cantidad de elementos
gráficos: mazas, golpes de sable y de látigo, ganchos o arpones, bucles, nudos,
etc., por lo que no puede determinarse un denominador común al respecto. Si
bien la existencia de alguno o varios de ellos en cada uno de los tags,
evidencia un cierto grado de inadaptación. Con relación a los rasgos de
personalidad psicosocial de sus autores, evidentemente hay todo un campo de
análisis, pues se pueden observar la totalidad de rasgos propios de nuestro
entorno, si bien de acuerdo con la caracterología de Heymans-Le Senne,
predominan las propiedades de emotividad, actividad y primariedad. También
pueden observarse aspectos histriónicos (por su exhibicionismo), obsesivos (por
la saturación de los espacios disponibles), masoquistas (como es el caso de los
graffiti escritos en el suelo, para ser pisados), esquizoides (pensamiento
basado en una fantasía mágica desbordante y alejada, por lo tanto, de la
realidad), etc., por lo que su estudio merecería otro artículo específico en
esa línea, ya que la longitud del presente ya es excesiva, para una primera
aproximación a este tema, y sería impreciso limitarse a establecer / adjudicar
meras etiquetas, si bien, considerando, en todo momento, que se trata de obras
efectuadas generalmente por un colectivo, no de un único autor, y ponderando,
asimismo, que otro factor importante a considerar es la propia rutina de los
graffiti, con sus consecuentes implicaciones. También sería interesante el
estudio de los tatuajes, pero ya se trataría de otro análisis. Es
importante señalar que con posterioridad a la elaboración de este artículo, la
prensa ha recogido someramente, en estos últimos meses, la intervención de unos
grafólogos en el peritaje de unos graffiti en las Terres del Ebre, para
determinar su autoría contrastando varios de ellos, algunos de contenido
claramente amenazador.
http://www.grafoanalisis.com/V.-Graffitis_27.pdf
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