El dibujo en la escuela. Expresión y aprendizaje.


·      El esquema corporal. El Monigote
En el dibujo del esquema corporal se ve muy claramente la evolución de la percepción que tiene el niño/a a lo largo de su vida y cómo lo manifiesta en las distintas etapas en el colegio. La representación humana en el dibujo de los niños/as es espontánea y la frecuencia muy alta y a través de la misma se puede apreciar el desarrollo psicomotor del alumno/a y así vemos como en Infantil predomina la representación del todo sobre los detalles y como evoluciona apareciendo los detalles según su percepción y centro de interés expresivo. Recordemos que, en el dibujo del esquema corporal se realiza la proyección del propio alumno/a, manifiesta su estructuración espacial y expresa su personalidad.

Los estudios realizados demuestran que la acumulación de los detalles dibujados, aumenta con la edad, evidenciando cual es el desarrollo mental del alumno/a en cada
momento y su diferente desarrollo a las mismas edades entre ellos. Estos estudios han permitido profundizar en el conocimiento de la problemática que puede presentar el alumno/a según el grado de maduración del mismo, tanto en lo que se refiere a la percepción, como en la representación y la propia actividad de su pensamiento.

Para Piaget en un principio el esquema corporal se establece a partir de relaciones  topológicas en el período que va de los 3 a los 6 años (toda la educación infantil); es     decir, privada de formas y de dimensiones que se traduce en el monigote renacuajo del niño/a a los 3 años, ya que a esta edad le es muy difícil copiar una postura simple no por incapacidad motriz sino por el análisis perceptivo de la propia postura.

A partir de los 6 años, normalmente, es cuando el alumno/a introduce las nociones de proyección y de distancia y la imagen va obteniendo unas dimensiones más correctas notándose el espesor de las distintas partes del cuerpo.
Luego la primera aparición de la figura humana como traducción de la imagen de sí mismo por el niño/a es el monigote renacuajo, que se produce sobre los 3 años de edad con una forma redondeada de la cual salen 3 o 4 trazos. Esto viene a significar que, a partir de 3 años el niño/a sabe designar con su mano su cuerpo, sus miembros, su cabeza, sus ojos, sus orejas, su boca e incluso su pelo. Progresivamente, desde los tres años y medio hasta los cinco, aparece el tronco visto de frente, los brazos son trazos horizontales terminados por unos dedos, los miembros superiores parte a veces del tronco, a veces de la cabeza, incluso a veces de los miembros inferiores.
A través del dibujo llegamos a la persona ¿qué sucede en la cabeza del pintor? Para ello hay que seguir los trazos de su mano, pues este símil nos sirve igualmente para conocer algunas características de la personalidad de nuestros alumnos/as. Por ejemplo:
·  Trazos cortos, quebrados, que se aplanan ensanchándose, que se aprietan excesivamente hasta romper el papel en algunos casos. Características del niño/a impulsivo, del colérico.
·  Trazos apenas esbozados idénticos. Características del niño/a vacilante o tímido.
·  El predominio de la verticalidad en los trazos del niño/a individualista, seguro de sí mismo.
·  Líneas curvas, sinuosas, niños/as medrosos/as, sensibles.
·  Ángulos rectos y rigidez de los disconformes, de los realistas y oportunistas.
Es interesante observar cómo va evolucionando la dirección o el vigor del trazo entre una y otra sesión de dibujo en la clase, según la edad, el sexo y la tensión emotiva del momento, así como el alumno/a escoge un medio u otro para dibujar, lápiz, rotulador, cera o pintura.
El dibujo es una forma de lenguaje que se expresa en términos claros, sea dibujo libre o tema propuesto en el aula, su traducción, su forma de expresión es propia de cada alumno/a, de manera que, aunque escoja espontáneamente su dibujo, el alumno/a se sentirá influido por el mundo que le rodea influyendo las circunstancias en la elección. A través del dibujo, el alumno/a nos ofrece su visión del mundo, lo manera en que lo percibe y así lo expresa con toda claridad.


·  El aprendizaje del dibujo en el colegio como arte
Con sus diversas manifestaciones y formas de expresión, vamos a tratar de hacer un breve recorrido del dibujo en el colegio como expresión artística.
En la educación infantil, los alumnos/as suelen manejar libremente los colores y los útiles de dibujo y pintura, dentro de los que realmente pueden ellos usar, rotuladores, lápices de colores, ceras, pintura de dedo, etc., cuando pasamos a la educación primaria, la cosa cambia considerablemente, ya que el alumno/a se tienen que enfrentar con la enseñanza de unas técnicas que le permitan progresar en la calidad de la expresión que supone el dibujo o pintura que está realizando, de manera que lentamente es iniciado/a en esa técnica que no desea ni necesita, ya que su auténtica necesidad es expresarse mediante el dibujo en una edad y mediante la escritura o la palabra en otra. Todo ello parece como si se fuese en la dirección contraria a la adecuada, pero en absoluto es así.
La pregunta que enseguida nos hacemos es ¿el dibujo y la pintura tienen interés como método pedagógico?, los especialistas que han estudiado en profundidad esta cuestión (Kerchensteiner y Burk) han expresado la importancia que tiene su enseñanza en todos los niveles y en todas las edades.
Efectivamente el dibujo como método de educación activa desarrolla el espíritu de iniciativa, espontaneidad, invención, destreza manual y dotes artísticas, facilita la adaptación social y tiene el poder de aumentar la capacidad de observación.
Toda facultad debidamente estimulada en el niño/a le permite llegar al dominio del conocimiento que se manifiesta en multitud de actuaciones. A partir del desarrollo de la observación mediante el dibujo, se desarrolla la capacidad narrativa, la redacción y en definitiva la capacidad literaria, en consecuencia, el profesor/a debe estimular la expresión gráfica (dibujo y pintura) igualmente que lo hace con la expresión oral y escrita.
Existe tal similitud entre el dibujo y la expresión escrita como valor educacional y expresivo que deben trabajarse por los profesores en colaboración. Efectivamente la redacción literaria es más rica y expresiva, cuando le ha precedido la ilustración gráfica del niño/a que le ha exigido un esfuerzo y una capacidad de adaptación más personal.
Una cuestión muy importante es saber cómo estimular y desarrollar la expresividad. Naturalmente hay diversas opiniones al respecto, tales como:
1.    (Luquet). Procurar modificar el estilo del niño/a para llevarlo al estadio del realismo visual.
2.    (Arno Stern). Fomentar el gusto y la facultad personal de expresividad gráfica.
En la opinión de Luquet presenta entre otros el problema del desinterés espontáneo del alumno/a por el dibujo al final de la educación primaria (hacia los doce o trece años), lo cual supone el final de la enseñanza del dibujo y pintura académica que apartaría a los alumnos/as de esa importante vía de expresión.
Stern por el contrario reconoce que la inquietud narrativa ocupa un lugar muy importante en el niño/a, pero que en realidad se trata de una complacencia en la materia, un profundo placer por haber dejado su marca. A partir de ello, estableció las reglas de su pedagogía.
El don que debe preservarse en el alumno/a es el gusto y la facultad personal de expresarse mediante el dibujo y la pintura, el lenguaje plástico que es el lenguaje del arte. Preservado éste, se podrá continuar en la adolescencia como fuente de placer, de alegría, sacrificando por supuesto la técnica descriptiva, la forma y el lenguaje artístico.
Sobre esta premisa se construye la posibilidad de creación estética del alumno/a ya que todo el interés de él, consiste en pintar y dibujar en el momento en que quiere
hacerlo; es el acto de crear lo que le complace sin que busque el realizarlo para posteriormente obtener una satisfacción contemplando su pintura o dibujo.
Esto nos hace ver que, para el niño/a el lenguaje de las imágenes pintadas o dibujadas por él, cubre una zona interior de su realidad, distinta a las ideas y situaciones que se expresan mediante las palabras o mediante la escritura, simplemente es algo muy distinto.
Pues bien, ese lenguaje interior que está presente en el alumno/a desde la infancia, es el que hay que proteger, descubrir y cultivar desde el principio, en la escuela desde la educación infantil.
El dibujo y la pintura es un arte de los seres humanos desde la más remota antigüedad y ha respondido siempre a esa necesidad y forma de expresión de su interior, que no pretendía dejar un rastro de su estancia, sino de expresar y contar y de esta manera quedó de forma permanente en su lugar donde moraba como una consecuencia y no como una causa; es decir, el significado se impone sobre el significante, de manera que las obras tienden al signo y símbolo y no a la estética del lugar, ya que los posibles espectadores actuales o futuros no contaban.
La belleza en el dibujo o pintura del alumno/a no es una casualidad, ni obedece al encanto ingenuo del relato, si no que forma parte de su visión de aquello que expresa, de cómo lo ve y de cómo lo siente; es decir, surge por sí mismo y él lo expresa así.
La clase de dibujo y pintura en los centros escolares, tanto en infantil como en primaria y secundaria, no debe ser una forma de cubrir horario escolar, mantener una asignatura técnica con escasísima repercusión en la enseñanza – aprendizaje y sino que debe servir para educar y hacerlo es actuar en el desarrollo pleno de las capacidades humanas y no hay unas más importantes que otras, todas ellas son necesarias y todas ellas contribuyen al desarrollo armónico y pleno del alumno/a.
El dibujo y la pintura es, entre todas las actividades de plástica, la más rica y completa en las virtudes educativas, pero es necesario crear un ambiente propicio para el alumno/a exprese libremente su visión de la realidad, objeto de la pintura y el dibujo.

El alumno/a debe entrar en contacto por primera vez con el material disponible para efectuar esa comunicación, sin perjuicios técnicos, sin reglas prefijadas, sin normas de actuación expresiva, que se deja su expresión a su fantasía de niño/a y que aquello que se imagina lo pueda transportar a la obra que esta realizando, le lleva al conocimiento y dominio técnico sin limitar ni condicionar la imaginación en general ni lo imaginado en cada caso en particular.
La presencia del profesor/a, siempre necesaria, de la clase de dibujo y pintura es la de quien no pretende interpretar ni dirigir el trabajo de los alumnos/as, pero su interés induce a crear la atmósfera precisa para el desarrollo adecuado de la clase, de manera que no corrige técnicamente el resultado del dibujo o de la pintura realizada, pero si está preparado para evitar que algún alumno/a, bien por su inestabilidad, inhibición o cualquier otra causa abandone el proyecto inicial, desde luego nunca compara las pinturas o dibujos de sus alumnos/as y no de lugar ni apoya ni comparte la competencia entre ellos. Los materiales, deben ser compartidos entre los alumnos/as y el profesor/a está allí para enseñar el arte de dosificar los colores, evitar las manchas, para estimularlos y evitar todo comentario y alteración cuando los alumnos/as realizan su trabajo, su expresión artística.
Como podemos ver, todo esto está un poco alejado de la enseñanza clásica del dibujo y de la pintura en los centros escolares orientada más bien hacia el simple perfeccionamiento de los resultados de la obra mediante el conocimiento de los medios técnicos.
La libre evolución de las facultades creadoras mejora los resultados y obtiene el conocimiento de los recursos técnicos por el simple gusto y placer de expresar con mayor fidelidad aquello que se desea y se tiene la necesidad de comunicar, tanto en infantil, como en primaria y secundaria.
El niño toma sus imágenes de la naturaleza, pero no para reproducirlas tal cual, sino para expresarlas como las ve y las siente, por ello no se le proporciona ningún modelo, sino que se le estimula para expresar de la mejor manera posible, mediante el dibujo y la pintura lo que desea. El objetivo del artista es la belleza, pero el del niño/a es la creación.









Aquí os dejo un video de una niña de 4 años que mediante el dibujo nos transmite su realidad y tal como lo ve:


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